Pregunta
que se formulan muchos Suecos residentes en Barcelona y visitantes
quienes se desplazan a Montjuïc para conocer el lugar en donde 1929
fue erigida la Torre (funkis) y el Pabellón de Suecia construida en
su totalidad en madera.
Fue
al inicio de la II República Catalana. Desde 1931, este patrimonio
Barcelonés ha sido regalado al olvido, sin embargo, siempre estará
allí, en la memoria de unos pocos curiosos por la
IDENTIDAD de la ciudad Condal.
Cuando paseamos por la ciudad encontramos grabados, inscripciones,
placas y monumentos. Siempre están allí, dispuestos a decirnos algo
acerca de lo que vemos, y más si recorres la fantástica montaña
de Montjuïc, citada por Jacinto Verdaguer como la madre orgullosa de su hija Barcelona, que extrae rocas de ella para construir sus edificios:
“I
al veure que traus sempre rocam de ses entranyes
per tos casals,
que creixen com arbres amb saó,
apar que diga a l'ona i al cel i
a les muntanyes:
mirau-la, os de mos ossos, s'es feta gran com jo!
La
importancia del estudio de las placas e inscripciones para las
disciplinas histórica y arqueológica. Desde tiempos
inmemorables, las sociedades han tenido la necesidad de preservar y
comunicar su memoria, para ello, se han valido de distintos medios.
La literatura, la escultura, la pintura y la arquitectura, entre
otros, han sido los recursos más utilizados para trasmitir este
discurso histórico. Pero la Torre y el Pabellón de Suecia de 1929
construidos en madera han corrido con menos suerte, siendo olvidados
por los políticos del Ayuntamiento de Barcelona durante más de 80
años, e ignorado o desconocido por historiadores catalanes.
En
una ciudad como Barcelona, que está llena de historia que data desde
la época romana, la fundación de una colonia romana llamada
Barcino, pero con una leyenda del origen cartaginés, otorga a
Amílcar Barca, padre de Aníbal, la fundación de la ciudad hacia el
230a.C. con el nombre de Barkenon,
Barcelino
o Barci
Nova,
en relación a su linaje.
Las
placas aparecen en el momento en el que el hombre siente la necesidad
de que un evento sea recordado por los demás. Un evento que está
cargado de un discurso, un discurso de época, de política y, por
que no, de sentimiento. Las placas cumplen entonces, al igual que la
historia, con una función social: ser recordatorio de una acción
pasada.
El
grabado se remonta a los orígenes del hombre, en paredes de las
cuevas, llamado pinturas rupestre; en objetos de piedra y de hueso.
La duplicación de imágenes grabadas data de hace unos 3.000 años
cuando los Sumerios realizaron diseños sobre sellos cilíndricos de
piedra. Podríamos llamar a las estelas y grabados en piedra o las piedras rúnicas vikingas erigidas en honor de personas que participaron en las expediciones vikingas. “Las
primeras placas conmemorativas”, pues rememoraron situaciones que
la sociedad debía recordar. Estas conllevaban toda una carga
ideológica y tenían un propósito más allá de la mera
remembranza. Con el tiempo, esta manera de expresión fue cambiando
en forma y materiales más no en esencia. En la actualidad, podemos
encontrar una placa explicando un momento histórico, recordándonos
quien ingenió aquel monumento arquitectónico, o bien, una emotiva
conmemoración funeraria. Las encontramos también en las calles y
paredes de edificios hablándonos de cómo fue el pensamiento de la
gente que las mandó a poner y los momentos que ellos consideraron
dignos de memoria.
En
la investigación realizada en la ciudad de Estocolmo durante el año
de 1996, en los archivos Históricos de Suecia, (Riksarkivet) nos ubica en
Montjuïc, lugar en
donde inició esta historia, y como no hay placa alguna, este
ciudadano de a pie ha decidido publicar dos libros: Un primer libro
infantil (de 6-12 años) llamado “La historia de la Torre de
Sucia en Barcelona”, ISBN 978-84-617-2591-5, y un segundo libro
para adultos llamado “Historia que forjaron humanistas suecos en
la II República Catalana”; y como subtitulo “Donación
del Pabellón y la Torre de Suecia de 1929 al Ayuntamiento de
Barcelona”. El primer libro se presentará el día de San Jordi
2015, el segundo libro se publicará a finales del 2015. Reitero,
cómo en este lugar no hay placa, el libro se volverá un documento
invaluable. Dos libros que, aunados a su contexto, puede proporcionar
un mar de información acerca del pensamiento de quién ostentaba el
poder en aquellos años primero la Mancomunidad de Cataluña, luego
la llamada dictadura con el Rey, Alfonso XIII, y el general Primo de
Ribera, luego la República para finalizar en la guerra civil
española. Al inicio de la historia en 1929, los avances tecnológicos
de la época, la modas, tendencias, momentos cruciales e inclusive
comportamientos sociales, personajes catalanes, españoles y suecos
que gestaron esta herencia. Cómo si fuera, una placa hecha libro,
con recuerdos históricos de los acontecimientos que sucedieron en la
sociedad de 1929 al 1939 y que nos traerán hasta nuestros días.
Por
qué no hay una placa de la Torre y Pabellón de Suecia en este
lugar? Siendo un hecho trascendental e importante, es una
pregunta para los políticos y responsables de la cultura del
Ayuntamiento de Barcelona, y es aquí en donde a los responsables
políticos y sociales del patrimonio barcelonés les hace falta
resolver. La memoria histórica tiene que ver con el proceso
subjetivo de darle sentido a la Catalunya actual que lucha por una
independencia, por un país libre y soberano. No pueden seguir
ignorando este patrimonio con importantes elemento conmemorativo que
contiene valores de fraternidad y solidaridad, un equipamiento con un
discurso de la época y con un grupo de persona humanistas que la
hicieron realidad como lo fueron el comisario Albert Winqvist y el
embajador Carl Ivan Danielsson, homenajeado en los Museos del
Holocausto en el mundo. “Justo entre las Naciones”
Por
ahora, como no hay placa, serán estos 2 libros los que se vuelven
documentos o placas invaluables. Así, quedará por ahora estos
libros – placa en las librerías de Barcelona, evocando un recuerdo
histórico, y por qué no, arquitectónico de lo acontecido en la
montaña de Montjuïc en Barcelona de 1929.
En
el collage: María Elisa Guerrero y Jairo Narváez recorriendo el
Jardín de la aclimatación, en donde estaba erigida la Torre y
Pabellón en 1929. (ver fotografía en blanco y negro). Evocando el
espíritu creativo de Montjuïc, muy cerca una
placa y una Olivera en el jardín
de la Aclimatación recuerda 25 millones de muertos en el mundo a
causa del SIDA. Se hace mención en una
placa recordatorio de las víctimas como Barcelona solidaria en 2003,
convirtiéndose en la primera ciudad europea en erigir un monumento
en memoria de las víctimas del SIDA. 23 losas de piedra grabados con
versos del poeta Miquel Marti Pol nos recuerdan más de 25 millones
de muertos por esta enfermedad. Ilustraciones de la Torre del libro
infantil paginas 35 la torre leyendo el escrito de 1930 la donación
en nombre del rey Gustavo V de Suecia. y pagina 38, la torre ya
siendo patrimonio Barcelonés se pregunta: “Qué va hacer el
Ayuntamiento de Barcelona conmigo?” en el libro infantil la torre
es recreada por su forma”funkis” en una niña que nos narra su
historia desde que fue construida en su cuna Montjuïc hasta el fin
de la Guerra civil española 1939. Trasportándonos a nuestros días
con esa magia y ese espíritu renovador que se vive en la Montaña de
Montjuïc.
Han pasado 86 años desde
el inicio de este acontecimiento histórico, y 76 años de
desconocimiento o displicencia por parte del Ayuntamiento de
Barcelona. Al escribir “Torre y Pabellón de Suecia 1931
patrimonio barcelonés” en la pagina web del Ayuntamiento, su
motor de búsqueda no genera ninguna información. Se desconocen
estos hechos. Este patrimonio pasó al olvido en Barcelona.
Todos los gráficos del
libro Infantil de la Torre estas registrados en patentes marca y
diseño D0520153-01
Jairo
Narváez
Coordinador
propuesta ciudadana, reconstrucción de la Torre de Suecia en
Montjuïc , dese 2005. Presentada al ayuntamiento en el 2005.